¡Me liberé, me liberé, gracias al cielo me liberé! Por fin soy libre y muevo mi colita al viento. Gracias a todos los que me han apoyadado, los ladridos no me alcanzan para decir lo que siento. Lamento no haberles escrito amiguitos, pero con toda lo que ha sucedido hoy, fue imposible hacerlo. Mañana les contaré mi día.
Lamento, sin embargo, que una nueva novia me haya salido al encuentro, y además preñada. Tremenda perra. Bueno, si la ley lo dispone, me hago la prueba de ADN. Yo no soy el padre de ese cachorro, aunque tampoco puedo negar haber tocado a Pricila alguna vez. Durante mucho tiempo fui un perrito confundido y me dediqué a la vida ligera. Pero he cambiado y ahora que soy perro policía llevaré orgulloso el estandarte de mi institución en el desfile de 28 de Julio y saludaré a mi presidente Alan García Perez, porque búfalos y perros si podemos ser amigos. Ese debe ser el primer paso para la reconstrucción de la patria: que dos animales puedan darse la patita.
Eso no significa que entre el señor García y yo haya alguna clase de negociado, o que esté intentando formar parte de su nueva plancha ministerial. Algunos compañeros se me han acercado, pero yo he dicho: "no señores, no estoy preparado". Pero tampoco quiero dejar la puerta cerrada. Quien sabe si algún día, gracias a mi destacada labor como policía, soy convocado como Ministro del Interior. Pero por ahora estoy dedicado a acabar mi entrenamiento en la escuela de canes policías del Perú, junto a mi nuevo amo e instructor. Eso no significa que haya roto mi relación con mi abogado. Aun hay muchos asuntos en curso en el Poder Judicial que debo resolver.Quiero saludar al comandante y jefe de la Policía Canina, José Luis Gallardo Peralta, que me recogió del Centro Antirrábico de Lima para escoltarme hasta mi nuevo cuartel general.
Nunca me había sentido tan emocionado como hoy, cuando encontré a cientos de personas esperándome fuera de la cárcel para corear mi nombre y mostrarme apoyo. Una vez más, gracias. Algunos me han comparado con Servando y Florentino, por la fama quiero decir. Pero no me considero nada parecido. Ellos eran unos cantantes extraordinarios. Yo solo soy un humilde perro que encontró la fama y el afecto de mi querido pueblo peruano cumpliendo su deber. Gracias al Perú por ver en mi un ejemplo, pero no es justo. Hay otros que merecen más honores que yo, como Lassie o Superperro, quienes siempre han dejado el nombre canino muy bien parado. La barra está muy alta para un perro como yo.
Pero no por eso volveré a Huacho como un perro arrepentido, con mi mirada tan tierna, con mi hocico partido y mi rabo entre las piernas. Nada de eso señores. Regresaré con la cola bien en alto y desposaré a la perra de mi prometida, que me está esperando y sabe que tanta novia oportunista no significa nada para este pura sangre.
Bueno, ya me tengo que ir. Ahora que soy perro policía debo dormir temprano y no me dejan tener la computadora prendida mucho rato. Debo seguir mi entrenamiento como el perrito diciplinado que soy, y sin rabia, como dijo mi veterinaria del calabozo donde estuve. Voy a dormir. Mañana sigo chateando con ustedes, mis queridos admiradores. Les prometo que, si me lo permite mi comandante, el 28 de julio estaré dando autógrafos a todos ustedes. Los quiero. Una lamidita a todos. Su amigo policía, Lay Fung.