El Perú es la MUERTE

Hola amiguitos,

Lamento la ausencia prolongada. El entrenamiento ha sido intenso en estas semanas y no he tenido para conversar que mi cálido pueblo peruano sobre la situación del Perú y el mundo, como me gusta hacer. Porque yo leo mucho, pero si para colmo de perro soy burro lo único que gano, además del problema de identidad, es ser uno más del montón, un mediocre, y el Perú lo que necesita no son mediocres, sino perritos que muevan la colita hacia la misma dirección.


Bueno, quiero aprovechar para dar mi posición sobre la pena de muerte. Estoy totalmente en desacuerdo. Creo que una vida humana es irremplazable y digna del derecho inalienable de vivir su vida, sin que nadie se atribuya el derecho a decidir sobre ella. Ni García ni nadie tiene el derecho pasar por encima de los Derechos Humanos y decidir quién debe morir y quien no. Claro siempre y cuando el condenado no se meta a una cochera a robar, porque ahí si no me vengan, vale todo. A no, con mi cochera no se metan mis mordidas son peor que la inyección letal.

Sin embargo, no estoy dispuesto a permitir que utilicen mi caso como un ejemplo de lo que se debe hacer con los delincuentes. Yo soy un profundo admirador de los seres humanos y amo profundamente la vida, del Ricocán y de hacer mis Sudokus muy temprano.
Mañana mismo voy a hablar con mi amigo Carlos Raffo para evitar este atropello humanitario. Alguien debe ladrarle a tanto búfalo. Lógico, que sabe un búfalo sobre el valor de la vida humana. Aunque realmente no se si Carlos sepa algo al respecto, pero no importa, estoy seguro que el ladrará en el Congreso defendiendo mi posición. Y estoy seguro que si la tía Martha Hildebrantd se despierta por casualidad en el debate, ella también dirá “guau guau” como corresponde a su investidura y a su ascendencia canina, a pesar que sea muy amiga de la rata oriental.

Personalmente creo que lo que debemos hacer con tanto malandrín, en vez de matarlo, es obligarlo a escuchar un discurso completo de Alan García en Palacio y luego someterlo a prolongadas sesiones del baile del avión con la novia de Fujimori, como pilota de la experiencia. Y si aun así no escarmienta, bueno, siempre hay cupos en la escuela de perros canina.

Sean felices.

En pocos días volveré a escribir. Adios amiguitos.

Una lamidita.

Su pata, Lay Fung.