Cachorritas y Wantán

Hola amiguitos, soy yo Lay Fung nuevamente. Les escribo, entrada la media noche, desde esta canera donde me tiene injustamente atrapado.

Quiero aprovechar la oportunidad para volver a agradecer a todas las personas que me han apoyado. Pero tengo que desmentir a la chica que durante la tarde estuvo fuera del Centro Antirrábico de Lima jurando que yo era su novio. Es hora que el mundo sepa que este cachorro tiene una cachorrita, que me espera día y noche en Huacho, una perrita que me mueve la colita… de contenta cuando me ve, y con la que ya sueño mudarme a una gran cochera, los dos juntos, donde podamos planear la llegada de nuestro pequeño retoño: Lau Fung Jr. IIEs verdad que en la soledad de este encierro la cosa se pone dura, metafórica y literalmente, pero cuando entré involuntariamente a la canera me dije a mi mismo “una perra es una perra”, y ladre amor eterno y fidelidad para mi cachorrita. Por supuesto que cuando me deshaga de ella, perritas, este pechito ya no aguanta las ganas de volver a meter diente en pechuga. (Perdóname amor, son desvaríos propios de un encierro político como el mío).

Mi abogado me pide que salude también a todos los niños bondadoso que me han estado tirando comida a la celda, y a la comunidad china por la donación de wantanes fritos en atención a mi ascendencia oriental (Lay Fung significa “Paz, Amor y Más Trabajo” en chino). Los cachorros que viven estas horas de angustia junto a mí en las celdas les agradecen el gesto, pero por favor la próxima vez no se olviden de la salsa tamarindo.

Ya en un ratito el guachimán me va a apagar la luz y mis patitas ya no van a poder teclear más. Mañana volveré a conectarme y seguiré contando la verdad y nada más que la verdad de este encierro político al que he sido sometido por este sistema capitalista y corrupto que no nos deja ver más allá de nuestros hocicos, guau guau. Su amigo, Lay Fung.